El turismo en coche clásico es una experiencia que trasciende el simple desplazamiento de un lugar a otro. Es un viaje en el tiempo, una oportunidad para conectar con la historia sobre ruedas y sumergirse en la nostalgia de épocas pasadas. Esta pasión por lo vintage y lo auténtico se fusiona maravillosamente con la belleza de los paisajes pintorescos y los encantadores pueblos que salpican el mapa. En Castellón, un grupo de entusiastas apasionados por los automóviles clásicos se reúnen bajo el nombre de Antic Motor Club Castelló, y este último fin de semana nos han demostrado cómo el simple acto de conducir puede convertirse en una aventura inolvidable.
Nuestra travesía comenzó en Castellón, con el rugido característico de motores clásicos que despertaba la curiosidad y la admiración de quienes cruzaban nuestro camino. Con un convoy de vehículos icónicos, nos dirigimos hacia el encantador pueblo de Beceite, donde la arquitectura tradicional y los paisajes naturales nos recibieron con los brazos abiertos. El simple placer de sentir el volante entre las manos y el viento acariciando nuestro rostro mientras nos adentrábamos en las sinuosas carreteras nos transportó a una era en la que la conducción era más que un medio de transporte, era una experiencia sensorial.
Nuestra siguiente parada fue en Valderrobles, un tesoro escondido entre montañas y viñedos que parecía sacado de un cuento de hadas. Aquí, el imponente Castillo de Valderrobles nos recibió con su majestuosidad histórica, invitándonos a explorar sus muros y torres mientras admirábamos las vistas panorámicas del valle circundante. Para los amantes de la historia y la cultura, este fue un momento mágico que encapsuló la esencia del turismo en coche clásico: la combinación perfecta entre la exploración de lugares emblemáticos y la libertad de hacerlo a nuestro propio ritmo.
Continuando nuestro periplo, nos adentramos en las sinuosas carreteras que serpentean a través del pintoresco paisaje del Matarraña. Con cada curva, descubríamos nuevos rincones de belleza natural que nos recordaban la importancia de detenerse y apreciar la magnificencia del entorno que nos rodeaba. El senderismo por el Matarraña nos permitió sumergirnos aún más en la serenidad del paisaje, desconectando del bullicio de la vida cotidiana y reconectando con la naturaleza de una manera única.
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El punto culminante de nuestro viaje fue sin duda la pernoctación en El Convent, en la Fresneda. Este encantador alojamiento, ubicado en un antiguo convento restaurado, nos brindó la oportunidad de sumergirnos por completo en la atmósfera histórica y cultural de la región. Las historias resonaban en cada rincón de este edificio centenario, recordándonos que el pasado y el presente están intrínsecamente entrelazados, y que cada piedra tiene una historia que contar.
Al final de nuestro fin de semana lleno de emociones, reflexionamos sobre la belleza y la importancia de disfrutar del turismo conduciendo un coche clásico. Más allá de la mera admiración estética de estos vehículos históricos, hay algo profundamente gratificante en la experiencia de ponerse al volante y dejarse llevar por la carretera. Es una forma de viajar que nos permite conectar con nuestro entorno de una manera más íntima y personal, explorando lugares que de otro modo podrían pasar desapercibidos.
En resumen, el turismo en coche clásico es mucho más que un simple medio de transporte. Es una aventura que nos permite viajar en el tiempo, explorar nuevos horizontes y crear recuerdos que perdurarán para siempre. Antic Motor Club Castelló ha demostrado con su última excursión que la verdadera belleza del viaje radica en el camino que elegimos tomar, y no hay mejor manera de recorrer ese camino que al volante de un coche clásico.